domingo, 14 de junio de 2015

Rosacrux - Ales et feles E.P (1987) Danse de la terre (1992)




Para empezar, este E.P “Ales et feles”  personalmente lo tengo entre mis discos esenciales de todos los tiempos. Considero que los galos Rosacrux son uno de esos actos que ejecutan un Rock  gótico con G mayúscula, representando el máximo grado de evolución dentro de una escena tan rica y que ha aportado tanto como lo es la francesa. Con más de 25 años de carrera uno pensaría que cuentan con una amplia discografía pero no es así, tan solo 3 álbumes, un compilado y unos cuantos sencillos de edición limitada. Y es por lo personal y ambiciosa (en el buen sentido) visión artística de Olivier Tarabo que lo convierte en el Leonardo da Vinci del sonido oscuro. Solo a alguien así se le puede ocurrir la exquisita idea de un impresionante juego de percusiones robóticas bautizado BAM (batería acústica midi) como escapado de otro tiempo. El entramado tan complejo de un rudimentario teclado con campanas de iglesia interpretado por el solemne personaje de Claude Fenny. A este post le he añadido otro E.P con temas instrumentales editado en 1992  llamado “Danse de la terre” (danza de la tierra) que es un performance realizado por un par de actores desnudos y embadurnados de barro en los conciertos de Rosacrux. En ambos materiales hay  temas que terminarían siendo regrabados para sus álbumes, obviamente con diferentes arreglos.  Rosacrux termina convirtiéndose en la surrealista creación de un espacio donde lo alquimista, lo macabro y un tipo extraño de retro futurismo tienen lugar. Bueno… ellos mismos lo repiten en latín como un mantra en uno de sus temas más celebrados: “No están muertos todos esos huesos que veis ahí dispersos, solo duermen…” Por otra parte, ¿Habéis escuchado el brutal cover que hacen de Stairs (Uncertain journey) en el álbum tributo al Only theatre of pain de Christian Death?
Track list:
Ales et feles (1987)
1.   Aglon
2.   Morituri
3.   Abraxas
4.   Ilepho

Danse de la terre (1992)
1.   Les vieles
2.   Abbraxas
3.   Le sacre