Se cumplieron nueve
años de su muerte el pasado 14 de Abril, fue en 2010 por una falla cardiaca
(aneurisma de la aorta) y no pude terminar esta reseña en Abril por cuestiones de trabajo. Así que algo
atrasado con este post quiero recordar a un artista que en su carrera se esmeró
por ser una especie de anti estrella. Un artista que con su talento sobrenatural, su humor autocrítico, negro y a
veces escatológico dejó un gran legado sonoro. Un artista que con su banda tendió
un puente que en su momento muchos de mente cuadriculada (sí, yo también la
tuve) no entendimos. Un puente entre ese sonido alternativo de culto (Curve, My
bloody Valentine, Einsturzende Neubauten, Laibach) con el Metal y el Rock
clásico (Black Sabbath, Deep Purple, Beatles). Pasaron años en mi caso para
entender y atesorar el legado de Peter Steele y Type O Negative. Es una de esas
bandas que aparecen en el mundo de una manera tan única como el paso de un
cometa o una estrella a punto de colapsar. Los conocí en
1996 cuando compré Bloody Kisses (1993), pero debo decir que me costó asimilar
el concepto. Esas canciones largas que parecían contener dentro de ellas otras
canciones me costaban, así que los riffs densos y lentos me entraban en
reversa. No conocía el concepto del Doom, si sabía de Black Sabbath pero no
estaba familiarizado con ese sonido. Aparte de eso me parecía que esos temas
lentos contrastaban mucho con esos otros temas que eran para un pogo asesino
como Kill all the White people. No entendía el trasfondo de todo esto y se me
hacía muy alejado de grupos de sonido gótico que solía o buscaba escuchar como
Christian Death o Mephisto Walz. Aunque la voz de Peter me parecía
impresionante me fastidiaba cuando mis amigos rockeros vieja guardia (o cerrada
guardia) comentaban que Type O era la banda favorita de las nenas.
Obviamente no ayudaba mucho ver que Peter posó desnudo para una revista erótica
a mediados de los 90. Tampoco ayudaba mucho que la única canción que
parecía conocer la gente era Black N° 1
y la escuchaban hasta el hartazgo en las fiestas y los bares. A veces los pseudo fanáticos del
rock estropean todo y estúpidamente les perdí la pista aunque viera la
genialidad de sencillos como Cinnamon Girl o Everything dies. Tuvo que pasar tiempo, mucho tiempo, incluso
tiempo tras la muerte de Peter en 2010. Un amigo entrañable se me acerca y me
dice - ¿y porque no escuchas Type O Negative? Ponles cuidado, ellos hicieron
cosas muy interesantes ¿has escuchado el cover de Neil Young (Cinnamon Girl)?.
Yo le contesté: - “la verdad no me gustan…”
sin yo dar un argumento objetivo o ponerme a pensar el porqué. Tiempo
después vi el video de Concrete de la banda electrónica Crystal Castles en la
que la cantante Edith Frances aparece con una camiseta del single Christian
Woman. Esto me hizo volver a escuchar un par de temas que tenía en compilados de ellos que si bien no los escuchaba seguido me gustaban. Eran Haunted en la banda
sonora de la bruja de Blair y Wolf moon en un compilado de Rock y metal gótico
del sello Nuclear Blast (ambos originalmente del álbum October Rust). En el
fondo reconocía que tenían una naturaleza muy vanguardista y que habían cosas
que en verdad me gustaban mucho como por ejemplo el manejo de los teclados y
los samplers en sus canciones, los cuales generaban una atmósfera melancólica
muy hermosa (Josh Silver) y que eso no lo había escuchado, por lo menos en ese estilo en ningún otro
grupo.
El recurso creado
accidentalmente por Tony Iommi de Black Sabbath
de bajar la afinación en la guitarra (en el caso de TON tono y medio debajo del 440) que hizo
que las guitarras sonaran más monolíticas y oscuras era otro rasgo distintivo
de la banda. En Type O Negative hasta
los feedbacks generaban tremenda tensión en las canciones y el simple hecho de
deslizar el pick sobre las cuerdas para generar una atmósfera cortante sumado
al talento como guitarrista del gran Kenny Hickey daba un sonido único a las
composiciones.
Me puse a la tarea
ya lejos de todo el rollo mediático en un momento en que la banda ya no era tan
recordada como en sus días de gloria a empezar a redescubrir sus discos y con
el paso del tiempo ha sucedido que Type O Negative se ha convertido en una de
mis bandas favoritas de todos los tiempos, una epifanía espiritual, una extraña
adicción que ha venido de menos a más hasta el punto de que en mi play list no puede faltar al menos un álbum de ellos. Música que a pesar de ser pesimista y
negativa ayuda a brindar fortaleza en momentos difíciles. Música que me hace
encontrar la belleza en una esperanza que se desvanece para después levantar la
frente y seguir adelante. Ya dejando de lado sus videos con chistes
escatológicos que no me gustan del todo como en Symphony for the devil y todo
el rollo loco de esos años noventas, centrado únicamente en la música, el viaje
es otro. Una intensa luz verdosa se abre paso entre la niebla de un bosque
otoñal y si bien la
banda se hizo famosa con sus letras que hacían referencia al erotismo
desenfrenado y la visión sarcástica de la muerte en algún momento, había esa
contra parte de letras enfocadas en la reflexión por la pérdida de seres
queridos, las adicciones e incluso manifiestos contra políticas que benefician
a seres que viven sin buscar luchar por algo en la vida y que les quitan la
posibilidad de beneficio a otr@s que en verdad lo necesitan. Las
contradicciones de esta sociedad que todo lo discrimina estuvo presente en
muchos de sus temas también. La genialidad de Peter Steele se vió reflejada no
solo en el impresionante rango vocal de su voz de bajo barítono (más de tres octavas) Podía cantar unos bajos imposibles como también gritar
sin afectarse y hacer unos hermosos falsetes en modo shoegazer (Too late
frozen). Un rango vocal, una voz privilegiada que se llevaba por delante y con
todo respeto lo digo a muchos cantantes venerados hoy en día del mundo del Rock
y del Metal. Tocaba el bajo como una guitarra más, creando originales arreglos
en las canciones y aparte de ser el compositor, tras el álbum Bloody
Kisses y la salida del baterista Sal Abruscato, Peter se puso a la tarea junto a Josh Silver de
programar las baterías para los tres discos siguientes: October Rust (1997),
World Coming down (1999) y Life is Killing me (2003), Johnny Kelly solo se
limitó a ser baterista en los conciertos dados por la banda en esos años. Solo
hasta Dead Again (2007) el canto de cisne de Type O Negative, Johnny grabó las
baterías en estudio.
Este es un concierto
dado por la banda en 1999 durante la gira de su álbum World Coming down,
probablemente mi disco favorito de ellos, un disco muy duro de sacar pues
estaban superando duros problemas de pérdidas personales y adicciones en ese
momento. Su álbum para mi más Doom. Tremendas versiones de Pyretta Blaze y de
la catatónica World coming down (tal vez mi canción favorita de Type O
Negative). Un bootleg emocionante de principio a fín. ¿ha quedado claro cuánto
me fascina esta banda? larga vida a la república de Vinlandia.
Tracklist:
1.
World coming down
2.
Christian woman
3.
Everything dies
4.
My girlfriend’s
girlfriend
5.
Der Untermensch
(Excerpt)
6.
Wolf moon
7.
Pyretta Blaze
8.
Black N° 1
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